lunes, 19 de noviembre de 2007

¿Cómo aprenden los niños?

“Refuerzo y castigo”


Cuando hablamos de disciplina nos referimos a métodos para enseñar a los niños el temperamento, el autocontrol y un comportamiento aceptable. Puede ser una herramienta poderosa para la socialización. Y es que la relación con su entorno se hace imprescindible en la etapa de desarrollo de los niños. Es en esta instancia, donde el contexto le da un sentido a la conducta.

“¿Qué vamos a hacer con este niño?”, expresa la madre de Noel. “Cuanto más lo castigamos, ¡peor se comporta!”

Suele ocurrir que los padres castiguen a los niños para suspender un comportamiento indeseable. Por otro lado, pueden reforzar acciones que sean adecuadas con el objetivo de que la conducta se repita. Podemos referirnos entonces, a dos géneros de reforzamiento: positivo y negativo, y a dos géneros de castigo: positivo y negativo.

El reforzamiento positivo adopta forma de un premio, se añaden o presentan consecuencias con el fin de que la conducta se repita, y en el reforzamiento negativo estas consecuencias son retiradas o eliminadas, se saca el estímulo desagradable. Para obtener una buena conducta entonces, cualquiera que sea el reforzamiento, el niño debe ver que se trata de un premio y recibirlo con asiduidad después de presentar el comportamiento deseado

Por otra parte, el castigo positivo es cuando el niño recibe concretamente un estímulo de manera que la conducta no se repita, se le conoce como castigo o estímulo punitivo, y en el castigo negativo se saca el estímulo agradable. El castigo tiene por objeto provocar la obediencia, y no la culpa. Resulta más eficaz cuando se acompaña de una explicación corta y sencilla para que el niño comprenda porqué está siendo castigado.

Los niños, más que nadie, son propensos a imitar conductas que ven en las personas significativas. Por lo tanto nos encontramos con una herramienta potente en el proceso de enseñanza de conductas, pero también con una fuente de aprendizaje de conductas podo adecuadas.

Si se refuerza o se sanciona una conducta, se ha de ser consistente. No se puede reír una conducta que horas después será amonestada. Si esto sucede producirá desorientación en el niño. Además el refuerzo o castigo deben ser proporcionales, y también se ha de ser coherente con las conductas que se exija, y con los premios o castigos que se prometan. Los padres han de cumplir aquello que piden a sus hijos. (Recursos Educativos)


Publicado por:
Sanel Arce González.
Referencias Bibliográficas:
Papalia, Diane. Desarrollo Humano. 8ª Edición. Ed. Mc Graw Hill.
Davidoff LL. Introducción a la psicología. 3ed. Mc Graw Hill

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me parece interesante como abordas un tema tan importante como este, en estos dias.
Creo que como dicen las abuelitas... "los niños ya no son como antes", pero con ayuda y poniendo en practica lo que planteas del refuerzo y castigo, puede contribuir a un buen desarrollo y aprendizaje significativo en los niños.


Bueno mi niña linda. Que te puedo decir... te extraño mas que mucho, y toy contanto los dias para que pronto podamos vernos... tengo tantas cosas que contarte.

Ya mi nenita te dejo. Cuidate mucho y estudia que este es ya el ultimo esfuerzo.

Tu amigo del alma.
Besotes y abrazos de mil colores como te gustan a ti.